He llevado piezas de 4 series, el video pertenece a la serie "Medidor de nubes"
Dejo aquí algunas reflexiones surgidas de comentarios hechos de viva voz a las piezas.
Una obra de creación es por encima de todo anónima no deja otra huella que la de la obra misma, no necesita cartelas, ni explicaciones, solo necesita un poco de atención, es decir un poco un abrirse ante ella, dejar que te roce su misterio, escuchar sus ecos y reconocerte en ellos.
Un creador es un eterno buscador, anhela dar concreción a la realidad interior -el mundo de los conceptos y de las sensaciones- pero la creación surge de la realidad no puede ser ajena a ella, necesita de la búsqueda, del hallazgo, de la epifanía, como paso necesario para la siguiente búsqueda.
Se ha de ser consciente de la mediación que supone el lenguaje. Todo dibujo es una acción y un concepto a la vez, que necesita de un espacio un tiempo de latencia para autocorregirse a sí mismo.
La forma no es transparente en su acto de creación va transformando la realidad a la vez que crea otra. “tan de verdad / que parecía mentira.”
Trabajo en series sucesivas, estas series se construyen indefinidamente, como la columna infinita de Brancusi, cada elemento es uno y todos en un desarrollo sin fin, o como decía mi admirado poeta Pedro Salinas: “Forjé un eslabón un día, / otro día forjé otro / y otro. / De pronto se me juntaron / —era la cadena— todos.”
Mi proceso de creación es sobre todo un tiempo de escucha, de espera, de atención difusa. El paisaje y lo real han de rumiarse lentamente. El momento creador sin embargo, es muy breve, como un fulgor. Después, paso a ser el primer espectador de la obra y su primer crítico. Si no me sorprende, si no hay algo que no comprenda, la desecho.
No hay artistas importantes, solo hay obras que destellan, que emiten vibraciones que traspasan las fronteras del tiempo y del espacio en las que fueron concebidas. Un Apolo de Praxíteles, una cantata de Bach, una acuarela de Turner, un poema de Basho, o una capilla de Zumthor, tienen el nombre de sus autores aquí, para entendernos, pero cuando te sitúas frente, en, dentro de ellas, ya solo son espacios de inteligencia, de armonía y ordenes que vibran eternamente en el tiempo y en el espacio solo para ti.
El blanco es el color más temible por su connotación de vacío, sin embargo, asociado a la luz, es plenitud y pura energía, el más generoso de los colores al reflejar todo el espectro de radiación visible. Paga su generosidad con la mácula, con la mancha, con la sombra de la materia siempre acechante que tiende a la entropía. Admiro el papel virgen, pero tengo que mancharlo con algún signo, una marca, un pliegue, un rastro que me guíe. En el fondo solo un arañazo en esta efímera existencia.