Derivas Urbanas

Derivas Urbanas
“Caminar no nos lleva en principio a ninguna parte luego nos permite llegar a cualquier lugar.”

15 ene 2023

¡El arte no se puede enseñar!


Algunas citas sobre los proyectos de prácticas del espacio:

"Al principio creía que un maestro debe tener la razón en todo.
Después, imaginé que mi maestro se equivocaba en muchas cosas.
A continuación, me di cuenta de lo que era correcto y de lo que era equivocado.
Lo equivocado era permanecer en cualquiera de las dos primeras fases.
Lo correcto era hacer comprender esto a todo el mundo." 
Sabiduría sufí

Veo y olvido
Escribo y recuerdo
Hago y entiendo
Proverbio chino

Trabajo para saber, valoro más el conocer que el conocimiento. 
Creo que debo aventurarme en hacer lo que no sé hacer. 
Buscar, visualizar donde no veo, anhelar, reconocer lo que no puedo discernir.  
Louis I. Kahn

Si os parece pensamos sobre esto en clase, que obviamente no está en el aula de la universidad, sino en las calles, en los hospitales, en la "Línea Circular", en la ciudad, en las periferias, en el paisaje,...
la mejor de las Aulas posibles.


Daisuke Yokota Back Yard

NOTAS SOBRE EL DIARIO ÍNTIMO

Traigo aquí estos textos de José Luis García Martín, Peter Handke, José Jiménez Lozano y Andrés Trapiello, que me parece abordan bastante bien algunas cuestiones sobre los problemas que subyacen a la creación de un diario.



Robert Franck - Halifax infirmary 1978

JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍN

En un diario íntimo, contra lo que pudiera parecer, conviene que el narrador hable poco de sí mismo: mejor dejar que le vayamos conociendo indirectamente, a través de lo que nos cuenta de los otros.


Lo que Ortega aconsejaba al novelista (que no opinara demasiado sobre los personajes, que dejara al lector formarse su propia opinión), vale también para el autor de diarios... limitarse a dar los detalles exactos para que el lector lo deduzca de nuestro relato.

Para ser un buen autor de diarios lo primero que hay que aprender es a callar. La misión del diarista no es contarlo todo (cosa, además de imposible, sumamente aburrida).

Un diario se escribe siempre en dos tiempos: en el día a día de las anotaciones y en el momento en que se prepara para la publicación. Cuando un diario, debido a su carácter póstumo, es editado por una persona distinta del autor, deja de ser exclusivamente suyo, se convierte en una obra en colaboración. Seleccionar, cortar, ordenar es también crear. Incluso la censura —o autocensura— puede ser una eficaz forma de creación: la versión de 1974 del diario de Jaime Gil de Biedma (tan llenas de hábiles cortes para que no se notara el carácter homosexual de sus abundantes referencias eróticas) resulta muy superior, desde el punto de vista estético, a la más explícita edición póstuma.

Retocar un diario no es atentar contra su verdad: la versión definitiva de una obra literaria no es menos verdadera que sus borradores. Pero no todas las correcciones son igualmente válidas: hay que corregir la anotación del día volviendo a situarse en el punto de vista de ese día concreto. Cuando el diarista maquilla el pasado desde su conocimiento del futuro (atenúa, por ejemplo, los elogios a un escritor antes amigo y ahora enemigo), nos da unas memorias disfrazadas de diario: comete una pequeña estafa intelectual que casi siempre va acompañada de un error estético.

Fechar los textos no cumple la misma función en un diario que en un libro de poemas; en el segundo caso, salvo raras excepciones, se trata de un dato prescindible, al margen del texto, una curiosidad para eruditos. En los diarios la fecha de cada anotación forma parte de su sentido. Un diario sin fechas suele acabar convirtiéndose en algo distinto de un diario: un conjunto de reflexiones sobre asuntos muy diversos (es el caso de Cargar la suerte, de Martínez Sarrión), o la evocación de un pasado más o menos distante a partir de notas tomadas entonces (no otra cosa es el tan citado y admirado Cuaderno gris de Josep Pla).

Al pasar por delante de un supermercado leo en el escaparate: Todo al día. Me parece que al frente de cualquier diario que verdaderamente lo sea debería figurar el mismo lema: todas las afirmaciones son válidas para el día de la fecha, pero pueden no serlo para el día siguiente o para el momento en que se publican.

En un diario caben todas las contradicciones de la vida cotidiana: hay días en que no aguantamos a quien más queremos, hay amores eternos que no recordamos a la mañana siguiente.

Aunque el diario aparenta ser el género literario más libre (y quizá lo sea), no quiere ello decir que no tenga sus propias exigencias. Un diarista sólo puede fantasear si sus fantasías aparecen señaladas como tales.

El diarista no es un fingidor, pero puede ser un mentiroso, al contrario que el poeta o el novelista.

Conviene al diarista no confundir verdad con espontaneidad: lo primero que a uno se le ocurre, casi siempre es una tontería; ser capaces de escribir la verdad con verdad requiere un aprendizaje que a veces lleva toda la vida.

Para llevar la verdad al diario hacen falta muchos borradores. Y bastante talento.

Los errores son involuntarios, y por ello disculpables; las mentiras, no. Un diarista mentiroso es como un fabricante de moneda falsa.
Interesar con una vida repleta de aventuras, amores, lances extraños está al alcance de cualquiera, pero hace falta mucho arte para convertir la cotidianidad intranscendente en arte.

Sólo hay un error estético todavía más imperdonable en un diarista que la inexactitud: la plúmbea minuciosidad.


Un buen diario admite todos los ingredientes salvo uno: el aburrimiento (lo que más abunda precisamente en ciertos diarios que sólo tienen un valor fetichista o documental)

José Luis García Martín
Todo al día. Diario (1996-1997). Con unas «Notas sobre el diario íntimo». Editorial: Llibros del Pexe, 1997, Gijón.




«EL PESO DEL MUNDO -DIARIO», DE PETER HANDKE

Tanto el diario que está escrito para ser publicado como el diario ficcional, las dos derivaciones estéticas del auténtico diario, siguen teniendo vigencia en la Literatura más reciente y cumplen ahí importantes funciones que no son capaces de llevar a cabo otros tipos de texto. Uno de los últimos ejemplos, El peso del mundo -Diario (noviembre de 1975 -marzo de 1977), de Peter Handke, muestra qué papel es capaz de jugar el diario cuando se convierte en un instrumento de la Literatura.

“Estas anotaciones no fueron planeadas inicialmente como aparecen aquí. Comencé a escribirlas con la intención de darles un marco narrativo. En consecuencia, mi cerebro tradujo las percepciones cotidianas al código en el que iban a ser expresadas; es más, las percepciones mismas, aun las que surgían más casualmente, ya estaban orientadas a ese eventual objetivo. Las impresiones y vivencias que no podían adecuarse al modo de referencia común, es decir, a la forma literaria elegida de antemano, fueron dejadas de lado: podían ser olvidadas. Precisamente en el estado de concentrada atención que había alcanzado para estas anotaciones, me resultó llamativo ese olvido cotidiano. Muy pronto me pareció un desperdicio y comencé a conservar en la memoria también aquellos fenómenos de la conciencia que no servían al proyecto. De esta manera, poco a poco, el plan se destruyó y sólo quedó la anotación espontánea de percepciones libres de objetivo alguno. Cuanto más tiempo e intensidad aplicaba a continuar esta actividad, tanto más fuerte se volvía la experiencia de liberación respecto de formas literarias establecidas y, al mismo tiempo, de libertad en un terreno de la escritura que me era desconocido. Me ejercité para reaccionar súbitamente por medio del lenguaje ante todo lo que se topaba conmigo y me di cuenta de cómo, durante la vivencia, también la lengua cobraba vida en esa inmediatez y se volvía transmisible. Este libro podría ser, en consecuencia, una crónica. No es una narración consciente sino una crónica inmediata de las percepciones, fijada simultáneamente. La crónica de una conciencia individual, publicada en forma de libro.” Peter Handke



JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO
 

Narrador, ensayista y poeta comenta que los libros suyos que se publican bajo el epígrafe -diarios- son: "antologías de notas", "selecciones" en las que habla de "los libros" que le han "gustado", de "paisajes" o de "cosas" que le ha "contado alguien", siempre con "una intención"... escribe, para "hacer reflexionar" y para que "alguien piense". 
"Es difícil separar la palabra del pensamiento"

ANDRÉS TRAPIELLO