Behind the Gare Saint-Lazare (1932) de Henri 
Cartier-Bresson. 
"Había una valla de madera alrededor de algunas 
reparaciones detrás de la estación de tren Gare Saint-Lazare. Justo yo 
estaba mirando por un hueco en la valla con mi cámara de fotos en el 
momento en que un hombre saltó"
El inmenso placer que te da la poesía de Penna; por ejemplo, esas dos pequeñas líneas que deja caer como si nada: 
"Quisiera vivir dormido / en el suave ruido de la vida".
 
En el catálogo de  Alighiero Boetti. Madrid: MNCARS, 2011
"Veo y me olvido,
escucho y me acuerdo,
hago y entiendo"
Proverbio Chino
"Un ave migratoria cruza el cielo...
Poco a poco, como tú,
me voy haciendo pequeño"
Haiku de Ueda Gosengoku.
De una tina (nacimiento)
a otra tina (muerte),
cuánta palabra inútil.
haiku de Kobayashi Issa (trad.: Orlando González Esteva) 
"¿Por qué cuando un ser muestra alguna o mucha necesidad de otro, éste se aleja? Gravedad" 
Simone Weil
"Cuanto más viejo me hago más cuenta me doy de que hay que trabajar 
mucho para reproducir lo que busco: lo instantáneo. La influencia de la 
atmósfera sobre las cosas y la luz esparcida por todas partes" 
Claude Monet, 1891
 Claude Monet:  
"La Catedral de Rouen y la torre d'Albane a pleno sol, armonía en azul y oro". 1894. Washington, National Gallery of Art
 Claude Monet:  
"La Catedral de Rouen, el portal en un día gris". 1892. Paris, Museo d'Orsay
Con las Catedrales  Monet va más allá: (...) el edificio no es más que un 
fondo, una excusa , para mostrar al auténtico protagonista de 
la composición: la capacidad de la pintura de representar la cualidad 
dinámica de la luz y el ambiente, que es capaz de dar vida  a algo tan pétreo e inanimado como la imponente fachada de la catedral gótica. Lo que Kandinsky había logrado descifrar en los almiares  resulta aquí más que evidente.
      Incapaz
 -por supuesto- de representar en un lienzo completo un cada fugaz 
instante, Monet trabajaba en ocasiones simultáneamente con varios 
lienzos, volcándose en uno en concreto cada vez que las condiciones de 
luz y ambiente se parecían a la del cuadro en cuestión. Imaginemos por 
un instante la situación: Claude Monet, instalado frente a la ventana de
 un segundo piso frente a la Catedral , trabajando frenéticamente con 
decenas de lienzos, a merced de que una nube pasajera, un fugaz rayo de 
sol, una niebla matinal le obligara a buscar -si es que existía- el 
cuadro en el que pudiera centrarse. Por supuesto, tal tarea debía 
resultar desesperante, y el propio pintor está a punto de abandonar su 
empresa. Pero no era Monet una persona que se rindiera fácilmente: " Más que nunca aborrezco las cosas que salen bien al primer intento" había escrito mientras trabajaba con los almiares .
 Monet llega incluso a concluir varios de los lienzos en su taller, 
fiándose de su portentosa memoria visual. Pero dos años después, la 
misión estaba cumplida, y Monet poseía ya tres decenas de capturas pictóricas de la Catedral. Así , y por primera vez en la historia de la pintura, se había logrado representar la cuarta dimensión , el tiempo, un logro reivindicado -sin embargo- por numerosas vanguardias varias décadas posteriores al maestro francés.
Olafur Eliasson 
"si yo fuera un texto, sería solo un frase; compleja, cristalina y sorprendentemente simple"
 
"El espacio no existe simplemente en el tiempo, es del tiempo. A menudo, se olvida o se reprime esta condición, pues generalmente la sociedad occidental todavía está basada en la idea de un espacio estático no negociable.
A
 menudo, se olvida o se reprime esta condición, pues generalmente la 
sociedad occidental todavía está basada en la idea de un espacio 
estático negociable.
Cuando se piensa en los entornos como estables,
 tendemos a perder un sentimiento de responsabilidad por los medios en 
donde nos movemos. El espacio se convierte en un fondo para la 
interacción más que en un coproductor de interacción. Lo que se produce 
es, de hecho, un movimiento doble: la interacción del usuario con otra 
gente coproduce el espacio que, a su vez, es un coproductor de interacción.
Dado que en general los objetos no son estáticos, tampoco lo son las obras de arte. Éstas
 existen en múltiples relaciones inestables que dependen tanto del 
contexto donde se presentan como de la variedad de respuestas por parte 
de los visitantes.
Hago
 que la construcción sea accesible a los visitantes con el fin de 
incentivar su conciencia de que cada obra de arte es una opción o un 
modelo. De este modo, las obras de arte son sistemas experimentales y las
 experiencias de éstas no se basan en una esencia que se encuentra en 
las obras en sí, sino en una opción activada por los usuarios.
Estamos
 siendo testigos de un cambio en la relación tradicional entre realidad y
 representación. Ya no evolucionamos del modelo a la realidad, sino del 
modelo al modelo, al tiempo que reconocemos que, en realidad, ambos 
modelos son reales. En consecuencia, podemos trabajar de un modo muy 
productivo con la realidad experimentada como un conglomerado
 de modelos. Más que considerar el modelo y la realidad como modalidades
 polarizadas, ahora funcionan al mismo nivel. Los modelos han pasado a 
ser coproductores de la realidad.
En
 mi práctica artística trabajo tanto con modelos analógicos como 
digitales, modelos de pensamiento y otros experimentos que corresponden 
al modelo de una situación. Todo modelo muestra un grado diferente de 
representación, pero todos ellos son reales.
La
 idea de que el mundo consiste en un conglomerado de modelos conlleva un
 potencial liberador puesto que hace posible la renegociación de 
nuestros entornos. Lo que tenemos en común es que somos diferentes. 
La naturaleza tiene un gran potencial pero es siempre a través de la 
cultura cuando más me interesa. Por eso me gusta la pintura del 
Renacimiento, que no entiende el paisaje sólo desde la naturaleza sino 
también desde la cultura, desde la posibilidad de que cuente cosas sobre
 nosotros. Me interesa su caracter procesual, espacial y experimental. 
Al final no me interesa tanto la naturaleza como el hombre."
“Sueños de silicio”
La
 artista Sachiko Kodama diseña programas informáticos que envían señales a unos 
electroimanes que a su vez dibujan las formas en los ferrofluídos. Estas
 formas suelen ir acompañadas de la música de Philip Glass en algunas 
ocasiones. En otras ocasiones, sin embargo, son los sonidos de los 
espectadores u otros grabados por la artista los que crean el ritmo, ya 
que este tipo de líquidos siguen impulsos externos y se mimetizan a 
partir de lo que perciben en su entorno.